Primeros Talleres de Meditación
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Tras concluir mis estudios, finalmente me sentí lo suficientemente preparado en términos de horas de práctica, técnicas y conocimiento académico para impartir clases de meditación mindfulness con un enfoque y contenido distintos.
Comencé con pequeños grupos presenciales. La certificación de “practicante de mindfulness” reunía a un grupo de personas una vez por semana, cada mes.
Al parecer, las sesiones fueron bien recibidas, ya que mi número de seguidores aumentaba cada vez más. Incluso, grandes empresas comenzaron a contactarme para impartir talleres a sus empleados, así como colegios interesados en ofrecer clases tanto a estudiantes como a docentes.
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Asimismo, comencé a impartir talleres virtuales utilizando la plataforma Udemy, en la cual, en un determinado momento, llegué a tener ¡80,000 estudiantes activos!
Por supuesto, jamás olvidé las enseñanzas de mi maestro y, al mismo tiempo, llevaba las riendas de uno de los centros budistas con mayor presencia y actividad en El Salvador.
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Todo marchaba bien. A mis estudiantes de mindfulness que deseaban profundizar más en la meditación, los invitaba a formar parte de la comunidad budista. Además, instaba a mis estudiantes budistas a recibir los talleres de mindfulness para conocer el lado científico y clínico de la meditación.
Pero…